Hay un dicho escandinavo que dice: "Solo un pez muerto sigue la corriente". En el esplendor del filisteísmo, Susy Díaz acuñó una frase muy sabia: "Vive la vida y no dejes que la vida te viva". La vida y obra de Andrés Amador trata sobre los que tienen el coraje de no dejarse arrastrar por la corriente y emprenden su propio camino, teniendo en cuenta que somos efímeros. "La vida es demasiado hermosa como para dejarla pasar. Y es demasiado corta como para postergar la inspiración", recalca con el semblante de un hombre joven y apuesto viviendo la plenitud, en el cortometraje hecho para Delightful Stories.

Su vida mediocre de hombre asaliarado dio un giro radical después de asitir al festival Burning Man (hombre en llamas), el enloquecedor evento electrónico artie en el medio del desierto de Nevada, donde al final queman todas las obras de arte creadas, su templo, y por supuesto el Burning Man.

Afectado por el espíritu libre y fugaz del evento, Andrés Amador decidió renunciar a su trabajo para vivir la vida y no dejar que la vida lo viviera. Por un largo tiempo, buscó resolver el cómo expresar su mundo interior de la mejor manera y compartir sus sentimientos con la gente. La conciencia de que todos somos pasajeros y de que debemos vivir con pasión cada día no solo lo había impactado, lo había atravesado. Finalmente, ese anhelo encontró la realización en la forma de dibujos enormes que él aplicaría sobre las playas. "La extensión de las playas, me permite crear lo que está en mi mente. Y con la vuelta de la marea el arte desaparece, alentándome a crear algo nuevo."

Tanto Burning Man como la obra de Andrés Amador, más que ser incendiario el primero, o corto de miras el segundo, en realidad son más una metáfora de la fugacidad de la vida, un aviso de no aferrarse demasiado a la materialidad, y un desafío para seguir creando algo incluso más grande en el futuro. Cada uno en su estilo, uno candente y el otro más melancólico, hacen uso de los elementos de la naturaleza para desaparecer, y representan las dos caras de una verdad indiscutible de la vida: que todos debemos morir, quizás ardiendo en las llamas del infierno, o quizás en la apacible espera de la muerte.

Ambos me fascinan. Pero valoro más el sentimiento de resignación sublime en la obra de Amador, la volatilidad de una hermosa propuesta que me suspende en el momento, su aprovechamiento maravilloso de la naturaleza, y el efecto de fugacidad duradera que deja en mi alma, que me enseña a tener en cuenta el milagro de la vida. Por ello voy a mostrar más abajo imágenes de su obra con sus frases motivadoras.

Pero, aparte de este concepto de arte efímero-como-la-vida-misma que me parece tan bacano, me encanta la lección de hallar una manera de dejar atrás los convencionalismos y a los badulaques que te rodean en una vida normal, y de convertir la supuesta desventaja de ser artista en toda una carrera. Eso es realmente formidable.

Gallermic